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El primer anuncio de Facebook sobre el posible lanzamiento de su criptomoneda libra en junio de 2019 fue un golpe que el mundo de las finanzas tradicionales sintió con gran potencia. Pero las economías más fuertes del mundo se levantaron rápidamente y tomaron dos acciones para enfrentar la criptomoneda: detenerla y comenzar a planear sus CBDC (Central Bank Digital Currency) para contrarrestar la aparente amenaza.
Ahora, los líderes financieros de siete de las economías más poderosas del mundo volvieron a demostrar su negativa hacia el activo financiero de Mark Zuckerberg. Los ministros de finanzas y presidentes de los bancos centrales de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido exigieron este martes una regulación pertinente.
En junio de 2019 los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G7 ya habían exigido una regulación de libra ya que consideraron que el lanzamiento de libra planteaba serias preocupaciones las cuales debian ser reguladas para garantizar que no afectará al sistema financiero mundial. Estas preocupaciones no han desaparecido y de nuevo el grupo se ha manifestado respecto al activo digital de la red social Facebook.
Los representantes de Estado no negaron las virtudes que ofrece este sistema, como el de reducir las ineficiencias, mejorar el acceso a los servicios financieros y disminuir los costos, pero reclamaron que tiene que haber una supervisión correcta y precisa para que "no socaven la estabilidad financiera, la protección del consumidor, la privacidad, los impuestos o la ciberseguridad", según la declaración a la que tuvo acceso Reuters.
El G-7 explicó lo que tantas veces hicieron otras autoridades mundiales: temen que las criptomonedas puedan utilizarse para fines delictivos. Aunque esta afirmación también niega que hoy el comercio ilegal también trabaja por fuera de este sistema y lo hace con el tradicional (efectivo, por ejemplo).
En el borrador de la presentación se lee que el grupo del G7 considera que las stablecoins podrían llegar a ser usadas para el lavado de dinero, financiamiento y proliferación del terrorismo, además de que podrían comprometer la integridad del mercado, la gobernanza y dañar la seguridad jurídica.
Otra de las preocupaciones que mostró la junta mundial es la amenaza de ataques maliciosos que han ido en aumento durante el último tiempo, particularmente a partir de la crisis mundial que desató la pandemia de Covid-19.
“Estos ataques, que a menudo implican pagos en criptoactivos, ponen en peligro funciones esenciales junto con nuestra seguridad y prosperidad colectivas. Afirmamos nuestra determinación de combatir esta amenaza tanto de manera colectiva como individual ”, reconocieron las autoridades.
Las monedas estables tienen una gran diferencia con las criptomonedas como Bitcoin o Ether. Las stablecoin están vinculadas a una moneda tradicional o a ciertos activos, por lo que puede ser utilizada para pagos o también almacenamiento de valor. El caso más conocido es Tether (USDT), lanzada en 2014 y refleja el valor del dólar estadounidense.
Varias autoridades del G7 están incursionando de alguna forma en los activos digitales con el trabajo en su CBDC, tal es el caso de Francia y Japón. En Gran Bretaña, Estados Unidos y Canadá también hay grandes discusiones políticas/económicas para comenzar a trazar un plan hacia lo que probablemente sea el futuro.
Christine Lagarde, directora del Banco Central Europeo, a principios de octubre se mostró a favor de la creación de su propia criptomoneda y explicó que la comunidad de la Unión Europea debería prepararse para la creación de un euro digital y así complementar a los billetes. De no hacerlo, la autoridad francesa considera que la región se quedaría atrasada en el tema.
Los criptoactivos son un tema de debate y se encuentra en la agenda de los países más importantes del mundo: en abril, la Junta de Estabilidad Financiera (FSB) del G20 (los componen los siete países del G7, la Unión Europea más Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía) marcó recomendaciones para "un enfoque internacional común para regular las monedas estables".
Libra apareció como una amenaza al dominio económico y comerciales de la potencias más poderosas del mundo y la reunión del G7 deja claro los pasos a seguir. La búsqueda de una regulación, detallada y aprobada por todos, el primer obstáculo.
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