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A la hora de analizar las relaciones sociales, económicas y políticas en época de pandemia, está claro que tanto blockchain como las criptomonedas dieron un paso al frente. Y no sólo en su aplicación y valor en el mercado, sino que también hubo un crecimiento en la población sobre qué significa la cadena de bloques y cuál es el rol que pueden cumplir los criptoactivos en un futuro no tan lejano.
Tanto blockchain como las monedas digitales son y serán parte de nuestra vida. Los países asiáticos y europeos, desde su estructura gubernamental, están invirtiendo mucho para estar adelantados en la materia, tal como se hizo en su momento con la red de Internet o las telecomunicaciones móviles. En el resto del mundo, los fondos privados son los que llevan a cabo los proyectos.
En definitiva, hay tres grupos de países en el mundo de blockchain/criptomonedas, con el foco puesto en Bitcoin, el activo con mayor valoración: los que lo prohibieron como son Bolivia, Ecuador, Argelia, Egipto, entre otras; los que lo aceptaron y lo tratan como si fuera una acción u otro tipo de valor, con el pago de los impuestos correspondientes como son Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña; mientras que están los que lo permiten y no están sujetos a impuestos. En el último grupo, claro está, la adopción de la cadena de bloques ha sido la más importante.
¿Cuáles son estos países y por qué los comerciantes e inversores deciden que estos lugares pueden ser los más adecuados para gestar sus propios proyectos? Aquí, un breve listado sobre estos "paraísos fiscales".
En Portugal, el comercio de criptomonedas está exento de los impuestos al valor agregado, al de ganancias e impuesto a la renta. Todos estos permisos se aplican únicamente y exclusivamente a la actividad privada. En caso de que las criptomonedas sean parte de la actividad comercial (operar en bolsa o un fondo de cobertura de criptomonedas, por ejemplo), tendrá tasas impositivas que equivalen al 21% de los ingresos.
Bajo el Programa de Residencia Portuguesa por Inversión, para calificar para asentarse de manera temporal en Portugal y ser beneficiario de este tratamiento fiscal, el solicitante deberá comprar bienes inmuebles por un valor superior a los $ 500,000 euros en un área urbana o $ 350,000, en sectores de baja densidad de población. La ciudadanía permanente llega después de los cinco años.
Debido a este tratamiento fiscal, sumado a la calidad de vida que tiene el país luso gracias a que cuenta con uno de los PBI más altos del mundo, aparece como un posible destino para la inversión criptográfica. Su posición es muy amigable a las criptomonedas.
Alemania tiene un enfoque similar a Portugal con respecto a los inversores en criptomonedas y las empresas relacionadas al rubro. Bitcoin y otros activos criptográficos no están considerados como monedas fiduciarias, valores o productos básicos, sino más bien un medio de pago privado. Así están exentos del IVA.
De acuerdo con la Ley Alemana del Impuesto Sobre la Renta, los inversores no pagan impuestos por mantener sus tokens y comerciarlos de forma privada, siempre que el beneficio total de las transacciones de venta privada sea inferior a 600 euros en un año calendario. Al igual que en Portugal, si su comercialización es de parte de una empresa relacionado a las criptomonedas tienen que pagar impuestos corporativos, que es del 15%.
Alemania no tiene un programa de residencia por inversión, pero todo aquel que esté dispuesto a desembolsar $ 350,000 euros en su territorio puede lograr la residencia temporal legal. A su vez, si aprende alemán de manera fluida, en menos de dos años puede lograr la residencia permanente. La ciudadanía llegará a los siete.
Otro país con una adopción amigable para blockchain y las criptomonedas sin dudas que es Malta, la sede de uno de los eventos más importantes del mundo de la criptografía. Si bien los comerciantes de criptomonedas deben pagar un impuesto a la renta del 35%, aquellos que comercian de manera personal no tienen que abonar nada de manera fiscal. El programa de ciudadanía maltés requiere de una inversión mayor a los otros dos países mencionados: un millón de dólares.
A estos ejemplos se les pueden añadir otros territorios con una mirada positiva y expectante con respecto al blockchain y las criptomonedas. Suiza tiene una tasa impositiva interesante; Luxemburgo es la sede de uno de los exchanges más grandes del mundo, Bitstamp, mientras que Singapur, con una normativa legal no del todo clara, tiene impuestos bajos que favorecen a las inversiones. ¿Cuándo llegará el primer país de Latinoamérica?
Las inversiones en la nueva tecnología avanzan a diario y las opciones en el Viejo Continente son distintas y muy variadas. Desde las playas de Portugal y Malta hasta las praderas y montañas de Alemania. Ahora, es momento de decidir.
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