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Con un nuevo salto en el precio de la principal criptomoneda del mercado, que superó la barrera máxima de los $42,000 para situarse, por el momento, dentro de la franja de los $45,000, para finalmente colocarse por encima de los $48 mil dólares la unidad, los críticos de los activos digitales volvieron a poner el foco en la cantidad de electricidad que consumen.
Principalmente Bitcoin y Ethereum tienen un sistema de funcionamiento que se basa en el minado. Esta actividad es la que le da seguridad y garantía a la cadena de bloques y, a través de la recompensa, se genera más dinero. Para ello se necesita de la corriente eléctrica y siempre ha estado en el ojo de la tormenta por el excesivo gasto y daño al medio ambiente.
Muchos han asegurado que BTC llegó para terminar de explotar el planeta y que su crecimiento no ha hecho más que desgastar todo un ecosistema y a lo largo de su corta existencia se han realizado varios estudios para determinar el impacto ambiental que tiene la minería de criptomonedas.
Uno de estos estudios es el realizado por la Universidad de Cambridge. Una de las más reconocidas del mundo, desarrolló el Cambridge Bitcoin Electricity Consumption Index (CBECI), un índice que proporciona una estimación en tiempo real de la carga y el consumo de electricidad total de la red de Bitcoin.
Todo el estudio está realizado en teravatios-hora (TWh), que es una unidad estándar utilizada para medir el consumo de electricidad. Claro que uno no sabe darle medida a 1 TWh o a 10 TWh, por eso mismo, el estudio traza y marca comparaciones para que cada lector saque cuentas y piense por sí mismo si el daño ecológico es grande o pequeño.
El estudio revela que hoy la producción de electricidad es mayor que el consumo, lo que ya de por sí es una muy buena noticia, porque significa que a nadie le falta lo que necesita. La producción es de 25.082 TWh, mientras que el consumo es de 20.863 TWh. En ambos casos, BTC representa menos del 1%: 0.48% y 0.56%, respectivamente.
Con el tiempo ha crecido la mentalidad ambientalista y cada vez son más las producciones de energía renovable. La energía hidraúlica, que es de 4,164 TWh, podría darle electricidad a toda la red Bitcoin 34 veces. La energía solar podría abastecerla hasta en 12 oportunidades, mientras que la energía biocombustible y desperdicios, cinco.
Si BTC fuera un país, ¿cuál sería su consumo? Los críticos sin duda lo situarían dentro de los 10 primeros, pero la realidad es otra: está en el 30° puesto, con 121.36 TWh. No es un número preocupante, aunque sí es un tema a tratar para no seguir avanzado. Ya superó a Argentina, Chile, Venezuela, Perú y Colombia, por citar algunos países sudamericanos, que en total suman 150 millones de habitantes.
A continuación el top 10 de los países más consumidores: China (5,564 TWh), Estados Unidos (3,902 TWh), India (1,137 TWh), Japón (943 TWh), Rusia (909 TWh), Alemania (536 TWh), Canadá (522 TWh), Brasil (509 TWh), Corea del Sur (507 TWh) y Francia (450 TWh). México ocupa el 14° lugar, con un gasto anual de 258, el doble que la red de la criptomoneda más famosa del mundo.
¿Es BTC verdaderamente un problema para el impacto medioambiental? No hay dudas que aporta lo suyo, aunque parece estar lejos de ser el "gran responsable", tal como ciertos críticos realizan en sus anuncios apocalípticos. La lupa debería ponerse en otros países.
El estudio realizado por la Universidad de Cambridge entrega otro dato que invita a la reflexión: la cantidad de electricidad consumida cada año por dispositivos domésticos siempre encendidos pero inactivos solo en los EE. UU. podría abastecer la red de BTC durante casi dos años.
Bitcoin no es el problema, aunque sí es parte de él. El proceso de utilización de energías renovables está en camino y será de suma utilidad que se aplique a la red, como también debería haber políticas de los gobiernos más consumidores para aplicarlas.
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