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Más allá de que el 2020 será recordado como el año del Covid-19, durante la pandemia las criptomonedas han sido el fenómeno económico por excelencia, con un crecimiento notable y alcanzando picos históricos.
Durante esta crisis económica numerosos nuevos usuarios se acercaron a los activos digitales y su popularidad, al igual que su valor, se disparó y aunque cada vez más países están tomando una postura a favor de las criptomonedas no todos los gobiernos piensan de la misma manera.
Desde 2014, Bolivia prohibió las criptomonedas para el pago de bienes y servicios, y aún mantiene la negativa pese a los pedidos de la comunidad cripto del país. Esta situación, insostenible desde todo punto de vista, podría caer en el corto plazo, según explicaron algunos usuarios bolivianos.
El Banco Central de Bolivia (BCB) esbozó que la prohibición se debe a que Bitcoin o Ethereum, por ejemplo, son monedas no emitidas por ningún gobierno o entidad autorizada, por lo que la población está en riesgo de ser estafada. Sin embargo esta prohibición ha llevado a la persecución de los usuarios.
Un referente del área es el ingeniero de blockchain Mario Blacutt, anteriormente conocido como “Berzeck”, quien este año se animó a revelar su nombre, el cual ocultaba por miedo a represalias del gobierno de Evo Morales, que en 2017 arrestó a 60 personas que estaban "recibiendo capacitación relacionada con la inversión de dinero en criptomonedas".
Blacutt fue víctima de las políticas prohibitivas del país. En 2018 le cerraron sus cuentas bancarias y le quitaron la tarjeta de crédito. A su vez, los bancos anunciaron que habían recibido dinero de los exchanges Bitstamp y Bitinka.
Ante la salida de Evo Morales del poder en 2019, el ingeniero respiró más tranquilo. En una entrevista al medio CoinDesk, Berzeck, declaró que desde la salida del ex presidente ahora se sentía con más libertad de usar su identidad y que era optimista ante la posibilidad de que la situación hacia el ecosistema cripto en el a país cambiara.
El BCB también explicó que la prohibición "es necesaria para garantizar la estabilidad y el poder adquisitivo de la moneda nacional".
"Las criptomonedas podrían ayudar a las personas a sacar dinero de la economía. En este momento, están tratando de detener eso ", explicó Alberto Bonadona, profesor emérito de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en Bolivia.
Al igual que todo el mundo, Bolivia se vio afectado por el Covid-19: el Banco Mundial estima una recesión del 7.3% para este año. Pero a diferencia de otros países subdesarrollados que miran de cerca a las criptomonedas, tal es el caso de Nigeria, Bolivia está muy lejos de eso y se debe tanto a la falta de información como el desinterés de las autoridades.
Bonadona reafirmó que pese a las críticas a la prohibición, las autoridades y gran parte del pueblo insisten que Bitcoin es una estafa:
"Existe la idea de que básicamente esto es una burbuja y de alguna manera, en algún momento, explotará y no hará ningún bien a nadie que haya invertido en ella".
Gabriela Melendrez, otra ingeniera en sistemas de la región, emprendió el largo camino de querer educar a la población. Además de trabajar en varios proyectos de criptografía, fundó Bolivian Mind Blockchain, una plataforma para aprender y compartir conocimientos sobre la tecnología.
“Actualmente estamos trabajando en educación y presentando proyectos que podrían ayudar a nuestra sociedad a entender la tecnología”, comentó Melendrez.
Esta formación ya está dando algunos buenos resultados: un rancho de ganado se tokenizará para que los inversionistas puedan comerciar activos físicos digitalmente, mientras que Carlos Rodrigo ha creado un proyecto de tokenización de oro.
“Quiero lanzar el proyecto y usarlo para mostrarle al gobierno cómo podemos recaudar capital para expandir los recursos naturales en nuestro país con el sector privado”, dijo Rodrigo.
A pesar de los temores que el gobierno de Bolivia posee hacia las criptomonedas, estas podrían representar un camino hacia aquellas personas que no poseen o no tienen acceso a una cuenta bancaria.
Álvaro Guzmán, ingeniero en sistemas boliviano, es otro de los pro criptomonedas y blockchain. Guzmán considera que los activos digitales colaborarían como una "alternativa a la banca tradicional" e insertarían a muchos ciudadanos en este campo.
Según estadísticas del Banco Mundial, en 2017, el 46% de los adultos bolivianos no tenía una cuenta bancaria mientras que apenas el 7% de los adultos tenía una tarjeta de crédito.
La crisis desatada por el Covid-19 junto con el regreso del ex presidente Evo que estuvo exiliado en México y Argentina, puso en jaque al gobierno del ex ministro de Economía de Morales, Luis Arce. Ante este panorama es difícil que las autoridades socialistas reviertan el fallo con respecto a los activos digitales, aunque la comunidad creció en Bolivia.
En este 2020 el número de usuarios de la exchange Paxful residentes en Bolivia aumentó un 230%. Aunque el volumen de comercio en la región es bajo comparado con otros países, este tuvo un promedio mensual de transacciones de $21,330 dólares, que en comparación con 2019 significa un aumento del 570%.
Este año también la exchange LocalBitcoins, registró un aumento en sus volúmenes de negociación entre enero y septiembre del 450% en los volúmenes de negociación. El 2 de septiembre, el intercambio P2P registró un máximo histórico de $17,000 dólares.
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